Para tener la consideración de puerto nodal, con la jugosa inyección económica que implica de fondos europeos, una terminal tiene que mover mercancía a granel. Así están redactados los criterios: no importa en demasía el valor de los tráficos o el área de influencia (hinterland) de una determinada rada, porque los baremos están diseñados para funcionar a peso. Por eso los puertos de Castellón y Santander han escalado hasta esa consideración, la de nodales —de red básica o core network—, a lo que lleva aspirando Vigo desde hace más de una década. Y lo han hecho pese a que, como desgranó FARO, el valor de las mercancías expedidas desde Bouzas y Guixar superan la suma de estos dos puertos recién ascendidos a la primera división. El cántabro cerró el ejercicio 2024 con un récord de 7,15 millones de toneladas, gracias a los graneles sólidos (minerales, harinas, grano) y líquidos (petróleo, aceites vegetales, químicos). Pero Santander quiere competir con Vigo en el de vehículos, y tiene espacio y fondos para tratar de conseguirlo. De acuerdo a su plan estratégico 2024-2028, que prevé una inversión conjunta de 115 millones de euros, buena parte del esfuerzo económico (92,5 millones) lo destinará a la logística de coches. El pasado año ejecutó actuaciones por importe de 32,14 millones de euros a esta actividad, con la finalización de la terminal Raos 9 (29,37 millones) y una rampa ro-ro para las dársenas Raos 7-8 (2,77 millones), como consta en su hoja de ruta. La primera, con un calado de 13 metros, tiene una longitud de 251 metros; las dos segundas suman otros 859 metros, que alcanzan idéntico calado. El plato fuerte en el capítulo de inversiones se implementará en este 2025. Con una infraestructura capital: el silo de vehículos. No será uno de nueva construcción, sino que se ampliará el ya existente, con capacidad para 6.800 unidades. Esta actuación, que costará 43,5 millones de euros, permitirá el almacenaje de otros 5.050 coches y estará rematada para 2027. La terminal de Bouzas tiene en marcha la construcción de un silo, el segundo, con el que podrá aparcar en vertical hasta unas 8.000 unidades. «Con esta actuación nos aseguramos la capacidad de seguir creciendo en un tráfico estratégico para el puerto y que genera a la comunidad un alto valor añadido», destacó el presidente de la Autoridad Portuaria de Santander, César Díaz, en el arranque de los trabajos para la ampliación de esta estructura, el pasado diciembre. Los objetivos son ambiciosos: «referente del tráfico de vehículos en la fachada atlántica española” y “centro logístico clave, no solo para Cantabria, sino también para toda España y Europa». A mayores, el puerto cántabro acaba de adjudicar la construcción de un tacón y una rampa para tráfico rodado en la Raos 9, por otros 15 millones de euros, y una superestructura de 1,86 millones más para la Raos 8. La competencia es fuerte y el puerto vigués ha exhibido credenciales no solo para frenar eventuales ofensivas comerciales, sino para permitirse aspirar al liderazgo nacional en tráfico de coches en régimen de mercancía. El ejercicio 2024 supuso un nuevo récord con 657.000 unidades. Basta exponer las cifras del año 2015, por ejemplo, para exhibir hasta qué punto han medrado las cadencias de expedición. Si entonces se podían promediar unas 8.500 unidades movidas por semana, Bouzas está ahora por encima del umbral de las 12.600: equivale a un incremento próximo al 50%. En el caso de Santander, y hasta el pasado noviembre —no hay cifras todavía anualizadas de Puertos del Estado, rozó las 350.000 unidades en once meses, equivalentes a unas 7.300 unidades semanales.